martes, 22 de abril de 2014

Soneto III - Elegia

Hoy se apaga la incansable y viva voz
y el jilguero despierta y enmudece
la encina que se asola y se estremece
la vida que se va, de forma feroz.

Es la vida tan rápida y ligera
no me acuerdo bien de su rostro y gesto
si, las palabras de un hombre modesto
recuerdan mi mente de quien fueran

Cuanto quiero ver tus libros abiertos
tu voz que cualquier cosa sabia sentir
cuanto quiero ver tus libros abiertos

Hay tantas cosas que no pude decir,
y tantos versos que soñé despierto
palabras, que solo te quieren despedir

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