sábado, 29 de julio de 2017

La belleza de la vida cotidiana
sería tal cual una brisa
despertar día a día cada mañana
y no levantarme, sin prisa
de esa cama que me ata
pero algo me despierta y me avisa
y abro los ojos y veo el alba
en tu rojo cabello se atisba
apoyado sobre mí misma almohada
y una voz dulce dice "agila".

Un día mirar por la ventana
del tren que llevo y me lleva
en la tarde, hasta la madrugada
y pasan las horas un día cualquiera,
pero te veo a mí llegada
me espera ese dulce beso
que me inunda de calma
y el abrazo que luego
me lleva hasta la cama.
Son dias sencillos pero inmensos
que no cambiaría por nada.

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