miércoles, 3 de agosto de 2011

nada mas que decir

No es sin más cuando menos nos lo esperamos la llegada de las prometidas plagas del hombre, sin necesidad de que un ente divino nos las envié las tenernos delante nuestra, intentando no aceptar la realidad que nos rodea insistimos en decir que marcha bien el trascurso de nuestras vida.`
Sin darnos cuenta de que la primera de nuestras plagas es la guerra comprendida entre las armas y la muerte que sucumben en un simple interés ajeno a los que participan en ella. Unos intereses que solo se solucionarían con el acuerdo de que no somos diferentes y vivimos todos en el mismo lugar, sin olvidar que somos capaces de perdonar y respetar otras culturas y formas de pensar.
Sin mucha distancia y oculta entre las conciencias del ciudadano de a pie se encuentra el hambre, una plaga insaciable de sufrimiento para aquellos que nos atrevemos a llamar pobres, sin pensar en que nuestra “riqueza” se basa en su inhóspita vida y la explotación de sus necesidades. Pudiendo sin más darles lo que a nosotros nos sobra preferimos hincharnos la barriga y apaciguar la conciencia
La droga abarca el tercer lugar en nuestra lista que sin mucho éxito no conseguimos erradicar esa lacra de vicio y muerte, el dolor que causa, todo por no saber abordar el asunto de una forma inteligente y sin prejuicios, como puede ser la legalización de las mismas para un mayor control de sus usos y evitar la expansión del consumo por el morbo que provoca el mero hecho de proferir la palabra.
El sida en forma de enfermedad creada con el objetivo de hacer el mal sin esperar consecuencias de ello extermina la población en cifras récor alrededor del mundo, y más a las personas que no disponen de los medios para prever el problema.
La contaminación, causada por la creencia de que nuestro mundo esta echa a prueba de golpes, golpes de industria insostenible, de combustibles que se acaban y de la ignorancia de las empresas que nosotros mismos permitimos que causen estos desbarajustes en nuestro entorno para el mero hecho de expandirse.
Debemos de concienciarnos que este regalo que se nos ha hecho es cuando menos delicado e incapaz de mantener y soportar todo aquello que queramos echarle encima, está en nuestra mano hacer del mundo algo mejor, más humano y mas prospero para aquellos que encontraran en él su futura casa, que como el cubil de una manada sea prospero y acogedor, es tan difícil pedir que cada uno ponga de su parte para hacer que estas palabras no sean sin más un recuerdo.
EMILIO RODRIGUEZ TEJEDA

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